La Cata, también significa análisis y memorización de la mayor cantidad posible de elementos característicos del vino, para diferenciar uno de otro, y para "acumular" en nuestro"disco" cerebral aquella información que nos permita posteriormente comparar, recurriendo al descarte y al acierto.
En la Cata:
No hay respuestas correctas y erróneas. La respuesta personal de cada uno al vino es más importante que si es muy o poco acertada. El objetivo no es encontrar los mismos aromas y sabores que las demás personas. Si no los encontramos no significa que no sepamos catar. Lo importante es saber describir cuáles son los aromas que nosotros percibimos.
El instrumento más importante utilizado por el catador es la copa
Se trata de un recipiente con pie y forma de huevo alargado, cortado en su parte superior , y dejando un borde muy fino. Esto permite una mejor recepción de aromas por la nariz.
El cristal de esta copa posee un 9% de plomo para darle la nitidez y la transparencia máxima. Si no disponemos de esta copa utilizaremos cualquier otra, con la condición de que sea de cristal transparente y fino. Sobre todo sin ningún tipo de color o tallas.
Al iniciar una cata, no cogeremos en ningún momento la copa por el vaso, ya que además de calentar el líquido, mancharemos el cristal con la grasa de nuestras manos enturbiando la visión del líquido.
Otro aspecto, es el llenado de la copa. Nunca más de un tercio de su volumen por tres motivos:
- Por el color, ya que podría cambiar al aumentar la masa líquida
- Por el aroma, ya que se desprende mejor.
- Por un buen ejercicio de cata, ya que nos quedará espacio suficiente para agitar el líquido sin que se desborde.
Orden
Cuando vayamos a catar varios vinos, seguiremos siempre la secuencia de blancos a tintos y de jóvenes a viejos. Si hemos de catar algún vino dulce, éste será el último de la serie. Y de menor a mayor graduación.
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